lunes, 23 de abril de 2012

Me serví un té por que me pareció que sería irónico, si tengo tanto sueño y quiero dormir, tomarme un café.
No creo mucho en eso de que el café te quita el sueño, a mi no me lo quita nada (y tomo mucho café).
Entre saca y mete el saquito de té me sentí repentinamente arrepentida. Una charla ocurrió hace un rato sobre irrelevancias de la vida de una familia clase media, que se aferra a perpetuarse en los escombros de algo que no importa si existió o no por que nunca tuvo gran valor.
Quizás no tendría que haber dicho nada. Eso es lo que pienso cada vez que termino de decir algo. Cuando hablo lo hago desde tanta conciencia, que es inevitable no sentirme mal después.

La gran mayoría de las veces lo hago con buenas intenciones.

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